Más que en la crisis de balseros de 1994, cubanos llegan en masa a EU, ¿por qué pueden entrar?

Más de 46.000 cubanos llegaron por tierra a EE UU desde octubre de 2021 hasta finales de febrero de 2022, una cifra superior a los 35.000 de la crisis de los balseros de 1994, según un informe publicado este martes por el diario Miami Herald.

La cifra de cinco meses supera la de los 12 meses de 2021, que ya había sido récord (39.303), según datos de la agencia de Protección de Aduanas y Frontera (CBP).

El diario, que vincula el aumento en el flujo migratorio de cubanos al endurecimiento de las condiciones económicas y sociales en Cuba y la represión desatada tras las protestas antigubernamentales de 2021, indicó que también las llegadas por mar están en niveles récord.

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La Guardia Costera interceptó en los primeros cinco meses del año fiscal 2022 a 1.067 cubanos, mientras que en el mismo periodo del año fiscal anterior fueron 838.

La mayoría de los cubanos llegados por la frontera con México han sido admitidos en EE UU, lo contrario que los llegados por mar, que en su mayoría son deportados, dice el diario.

El Miami Herald menciona que Cuba está en el primer puesto del Misery Index que elabora anualmente la Universidad Johns Hopkins, debido a una inflación creciente, la escasez generalizada de productos básicos y pocas perspectivas de recuperación del impacto económico de la pandemia del covid-19.

A todo ello se une el «asalto general a las libertades civiles» que el Gobierno lanzó después de las protestas del 11 de julio de 2021, que llevaron a la detención de más de 1.400 personas, menores incluidos, agrega la información.

LOS CUBANOS PUEDEN ENTRAR

A diferencia de los inmigrantes de otros países como Haití, pocos cubanos que llegan a la frontera entre Estados Unidos y México están siendo deportados, indica el Miami Herald.

La mayoría de los cubanos que llegaron a la frontera en los últimos meses han sido puestos en libertad condicional de inmigración o bajo otra supervisión después de expresar un temor creíble de persecución si son devueltos a la isla.

Por lo general, a esos cubanos se les da una cita en la corte de inmigración para luchar contra la deportación y solicitar asilo. Pero es probable que la mayoría de los casos de inmigración se resuelvan a favor de los cubanos llegados antes de que sean considerados por un juez de inmigración.

Eso es porque los cubanos tienen un atajo para obtener la residencia permanente en los EEUU: la Ley de Ajuste Cubano, la ley de 1966 que permite a los cubanos admitidos en los EEUU solicitar una tarjeta verde después de un año y un día, incluso si están luchando contra la deportación en los tribunales.

Los cubanos entrevistados para esta historia que llegaron en los últimos meses dijeron que sus audiencias de asilo se programaron para una fecha más allá del umbral de un año y un día, lo que significa que se les permitirá permanecer legalmente en los EEUU antes de que un juez de inmigración llegue a escuchar sus casos.

Los cubanos que llegan a la frontera sur lo han hecho por diferentes rutas. Algunos que tienen la suerte de obtener una visa toman un vuelo directo a México.

Otros han viajado por gran parte de América Latina, llegando incluso desde Uruguay, donde muchos cubanos se han asentado en los últimos años.

Pero muchos ahora están tomando una ruta terrestre que comienza en Nicaragua, gracias a lo que los expertos sospechan que fue un trato hecho por el gobierno cubano y su aliado cercano, el líder nicaragüense Daniel Ortega, para permitir que los cubanos ingresen a la nación centroamericana sin visas.

Algunos analistas creen que los dos gobiernos están intentando deliberadamente crear una crisis de inmigración para la administración Biden antes de las elecciones de mitad de período de noviembre.

“Es plausible que Nicaragua haya llegado a un acuerdo con los cubanos para facilitar el avance hacia el norte para expresar la oposición de ambos regímenes a las políticas de la administración Biden”, dijo Michael Shifter, presidente de Inter-American Dialogue, un grupo de expertos en Washington, DC.

“Todas las señales sugieren que los flujos seguirán aumentando, intensificando la presión en la frontera de EEUU y dando a la administración de Biden otro gran dolor de cabeza político”.

En el pasado, el gobierno cubano ha utilizado la migración como válvula de escape cada vez que aumenta la disidencia en el país y como táctica de negociación con el gobierno de Estados Unidos.

El éxodo del Mariel en 1980, la crisis de los balseros en 1994 y la crisis creada por miles de cubanos que llegaron a la frontera durante los años de Obama, permitieron al gobierno cubano deshacerse de los opositores y obtener algunas concesiones de los EEUU.

“El gobierno cubano ve a Estados Unidos, que continúa imponiendo duras sanciones, como el principal responsable de los profundos problemas económicos de la isla y del empeoramiento de su crisis humanitaria”, dijo Shifter.

“Liberar niveles significativos de inmigrantes cubanos a los Estados Unidos puede servir como un medio de retribución”. La última vez que los cubanos llegaron a la frontera entre Estados Unidos y México en cantidades significativas fue en el año fiscal 2016, cuando llegaron 41.523 cubanos.

En ese momento, muchos cubanos temían cambios en las políticas de inmigración de EEUU durante el deshielo en las relaciones perseguido por la administración Obama.

Tenían razón: apenas días antes de dejar el cargo en enero de 2017, el presidente Barack Obama puso fin a la política conocida como “pies secos, pies mojados” como parte de sus políticas de normalización hacia Cuba.

Esa política había otorgado a la mayoría de los cubanos la capacidad de quedarse si ponían un pie en suelo estadounidense, mientras que los detenidos en el mar eran enviados de regreso.

El mismo temor a los cambios en la política estadounidense también está alimentando el éxodo actual, dijo Abel Cartaya, un empresario privado de la provincia central de Matanzas que fabrica carteras para el mercado turístico.

Dijo que se sorprendió cuando, después de la interrupción causada por la pandemia, se comunicó con sus distribuidores para reanudar el negocio y descubrió que “al menos ocho o diez se habían ido del país”.

Señaló que algunos de sus amigos se están apresurando a vender casas y otras propiedades para poder pagar un viaje que puede costar miles de dólares. Como era de esperar, el gobierno cubano culpa a los EEUU por la crisis actual, especialmente porque las administraciones republicana y demócrata no han cumplido con un acuerdo migratorio, negociado después de la crisis del balsero en 1994, para emitir 20,000 visas de inmigración anualmente a cubanos.

En particular, el gobierno cubano está centrando sus críticas en la única ley que la administración Obama no pudo cambiar: la Ley de Ajuste Cubano.

“La política migratoria de Estados Unidos hacia Cuba estimula los flujos ilegales e irregulares”, dijo recientemente el líder cubano Miguel Díaz-Canel en un tuit en el que compartió una caricatura criticando esa ley. “Es parte de su tradicional política desestabilizadora”.

Pero Cartaya, el empresario privado cubano, dijo que es la represión del gobierno después de las protestas en toda la isla en julio pasado lo que ha convencido a muchos jóvenes cubanos a irse.

“Después del 11 de julio ha habido un cambio en la percepción social del gobierno”, dijo.

“Muchos jóvenes están tratando de emigrar porque buscan un futuro mejor, pero también vieron de cerca lo que este régimen es capaz de hacer con quienes deciden enfrentarlo u oponerse abiertamente.

“El 11 de julio marcó un punto de inflexión”.